1º de Mayo 2021
Un año más que la clase obrera se encuentra acosada de problemas económicos políticos y sociales y dividida: una parte trabajadores y trabajadoras, sale adelante a base de hacer jornadas decimonónicas y otras se las ven y se las desean para llegar a fin de mes o subsisten de la caridad.
Tenemos que tomar medidas para derrocar este sistema capitalista y patriarcal, y debemos atrevernos a construir un mundo mejor. Hoy en día hay más riqueza en el planeta que nunca en la historia de la humanidad, y es una evidencia palpable de que todas y todos podríamos vivir cómodamente y teniendo que trabajar muy poco. El problema no es la falta de recursos, el problema es este sistema criminal diseñado para hacer a los poderosos cada vez más poderosos a expensas de explotar a más y más personas de la clase trabajadora, si es necesario, con guerra, saqueo, represión y el genocidio.
No debemos tener miedo de imaginar un mundo sin explotación ni miseria, y de exigir un progreso que sea perfectamente posible. El origen del día 1 de mayo está precisamente basado en una reivindicación utópica. Cuando el 1 de mayo de 1886, los trabajadores y trabajadoras en los Estados Unidos y Canadá se atrevieron a reclamar las 8 horas de trabajo, se estaban haciendo entre 12 y 16 horas: pedir un máximo de 8 horas parecía una locura. Y de eso les acusaban los burgueses y toda la prensa a su servicio: decía n son locos y fanáticos. Pero la clase trabajadora en ese momento sabía perfectamente que había suficientes medios para producir lo que era necesario trabajando 8 horas. Y no sólo se atrevieron a soñar con ello, sino que fueron a una huelga general y a una sangrienta lucha hasta que lo hicieron realidad. La capacidad de los medios de producción y la riqueza de 1886 era inferior mil veces a la de hoy en día.
Según nuestra capacidad organizativa y de lucha, en cada momento conseguiremos lo que podamos, sin embargo debemos teorizar y reclamar todo lo que ya tendría que ser nuestro y estarlo disfrutando: cortísimas jornadas de trabajo, previa distribución del esfuerzo entre todas las trabajadoras y trabajadores y, con remuneraciones económicas dignas, fruto de un reparto justo de la riqueza, con una defensa de los servicios públicos junto con sus trabajadoras/es sanidad, educación, administración, energía, vivienda, etc.
Hoy todas las personas pueden tener el derecho garantizado de poder vivir muy bien. Porque ya, y desde hace mucho tiempo, es perfectamente posible más, cuando para que se respete el medioambiente, la salud d e los seres humanos y del mundo animal, se tiene que producir lo verdaderamente necesario (valores de uso), y con la máxima calidad para que sean durables y reparables.
Compañeros y compañeras, desafortunadamente este sistema no caerá por sí solo. La historia nos necesita para dar pasos decisivos. Tenemos que empezar por organizarnos desde nuestros puestos de trabajo, que son el núcleo de este sistema y donde se produce la explotación. Necesitamos ampliar nuestras redes de atención . Es vital conquistar el derecho a la vivienda directamente. Tenemos que establecer mecanismos para hacer realidad la soberanía alimentaria. Es necesario extender los lazos solidarios con toda la clase obrera mundial . Todo esto son cosas que podemos y debemos hacer cada uno de nosotros y nosotras y, lo más fundamental: hemos de hacerlo con unidad de clase y partiendo de todas las agresiones de explotación y robo que sufrimos a diario .